Trucos para reducir la factura energética en verano

Ahorro factura energetica
Reducir la factura de la luz en verano significa, entre otras cosas, ingeniárnoslas para dar ratos de asueto a nuestros enchufes. Si este verano vamos a estar en casa más, por aquello de las vacaciones, corremos el riesgo de que el descanso suponga un trabajo extra para aparatos aires acondicionados y electricidad en general.

En este post vamos a dar una serie de pautas básicas para que el verano no acabe siendo sinónimo de un buen varapalo a nivel económico y también ambiental. Más allá de su utilidad práctica, pueden servirnos de inspiración para crear las nuestras propias.

Cómo gastar menos electricidad en verano

En efecto, los ahorros no solo dependen de un uso eficiente de la calefacción. Salvo que tengamos la suerte de disfrutar de un verano templado, en el que la canícula no apriete y las olas de calor sean rara avis, lo suyo es tirar de aire acondicionado o hacer un uso intensivo del ventilador.

Como ocurre en tantas otras situaciones de la vida, los términos medios son una solución factible, que nos ayuda a conseguir una buena calidad de vida al tiempo que cuidamos de nuestro bolsillo y del planeta.

Aplicando esta máxima de la moderación será fácil reducir la factura de la luz. Sin despilfarrar ni morir de calor. Tan solo aplicando consejos simples y eficaces que, en el caso del aire acondicionado se traduce en un uso selectivo.

Si ventilar la casa y aprovechar la efectividad de las corrientes cruzadas que hacen correr una suave brisa por la casa es suficiente, no necesitaremos más. Utilizar electrodomésticos para acondicionar el aire, lógicamente, será innecesario.

Puede parecer algo obvio, pero estamos tan acostumbrados a usar el aire acondicionado o el ventilador que en muchas ocasiones podemos estar desperdiciando esta posibilidad. Igualmente, es posible que las orientaciones más calurosas recalienten la casa durante el día y luego nos veamos obligados a encender el aire acondicionado.

Si adoptamos la costumbre de usar toldos, cerrar ventanas, correr cortinas o, por ejemplo, bajar persianas durante las horas de más sol, incluso cuando no estemos en el hogar, luego será más fácil que la casa esté fresca.

Panel aire acondicionado
Si el ventilador no nos resulta agradable por aquello de que no enfría el aire, optemos por aparatos de aire acondicionado lo más eficientes posible. En este punto, es clave tener en cuenta la información que encontraremos en las etiquetas energéticas de los aparatos, tanto en lo que respecta al rendimiento del equipo como a su consumo de la energía. Por supuesto, priorizando la clase A+ o superior.

Cuidar la dieta también es una manera de ahorrar energía. Aprovechemos lo mucho que apetecen los platos fríos en verano para usar menos la cocina, con lo que ahorraremos en luz o, en función del tipo de equipo que tengamos, en gas natural o en gas butano.

En general, comer equilibrado y ligero (más vegetales, menos carne roja y grasas saturadas, etc.), siempre según el perfil de cada uno, nos ayudará a cuidarnos más sin descuidar el entorno, al tiempo que ahorraremos un dinero que no viene mal a nadie.

A su vez, vigilemos las veces que abrimos la nevera, pues lo que ganamos por un lado lo podemos perder por otro. Mucho mejor, por ejemplo, usar un termo con buena capacidad para ir sirviéndonos zumos o bebidas frescas que no abrir y cerrar sin parar…

Igualmente, las duchas frescas son más tolerables. Sin necesidad de ducharnos con agua fría, podemos encontrar ese punto soportable que sigue siendo idóneo para que la ducha sea estupenda. A su vez, nos refrescaremos, y también sería interesante secarnos el pelo de forma natural, sin usar el secador, sobre todo si nos duchamos a diario y somos varios en casa.

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