COP21: ¿Qué puedo hacer yo para salvar el clima?

Joven sostiene planta
La cumbre climática de París (COP21) que se celebrará los próximos días, del 30 de noviembre al 11 de diciembre, ha movilizado a decenas de miles de personas este fin de semana.

Cientos de ciudades se han unido en todo el mundo a las Marchas por el Clima. Desde Australia hasta Madrid, pasando por Londres e incluso París, pese a las medidas policiales que pretendían impedirla tras los atentados del pasado día 13.

Como es tradición, la víspera de la cumbre climática las calles se llenan de ciudadanos que reclaman un planeta más verde. Esta vez, con más fuerza que nunca, los participantes en las marchas piden a los políticos que mañana se reunirán en la capital francesa que alcancen un acuerdo global para detener el cambio climático.

¿Pero, y nosotros? ¿Qué podemos hacer los ciudadanos para frenar su avance? Además de participar en marchas verdes, cosa que está muy bien, hay muchos gestos eco-amigables que podemos realizar día a día. Con ellos podemos aportar nuestro granito de arena para reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

Compra local

Comprar productos locales es interesante por muchos motivos, entre ellos la disminución de emisiones de efecto invernadero de los productos que consumimos. En el actual entorno globalizado nos veremos obligados a comprar un sinfín de objetos con una importante huella de carbono. Sin embargo, la comida es una excepción.

Frecuentemos los mercados, aprovechemos las ventajas de los grupos de consumo para adquirir comida ecológica a buen precio. Si nos relacionamos con personas afines a estos movimientos conseguiremos participar en una economía colaborativa que agradecerá nuestro bolsillo y el planeta.

Adiós a los envases

Minimizar los envases es una manera de reducir el CO2. No es fácil hacerlo, es cierto, pero si intentamos elegir la opción más favorable en cada momento el resultado a largo plazo valdrá mucho la pena. Para empezar, no a las bolsas de plástico, no a los envoltorios ni a los envases superfluos, siempre dentro de lo factible.

Súbete a la bici

El tráfico rodado es uno de los principales emisores de CO2. Compártelo o, todavía mejor, súbete a la bicicleta (bici eléctrica para largos trayectos) o apuesta por el transporte público combinado con el famoso coche de San Fernando. Ya sabes, un poquito a pie y otro andando.

No solo es un gesto por el medio ambiente. En realidad, estamos haciéndolo también por nosotros. Al mantenerlos activos estamos protegiendo el medio ambiente al tiempo que cuidamos de nuestra salud. Solo con hacer un par de desplazamientos medios en bici o caminando podemos ahorrar alrededor de 50 kg de CO2.

Bicicleta

Mejor no vueles

Todo un año cuidando nuestra huella de carbono puede acabar siendo en vano con solo tomar un avión. Sobre todo porque, por lo general, cuando se toma de ida también se hace de vuelta, con lo que multiplicamos por dos la cantidad de emisiones. Básicamente, si no es necesario, mejor no volar. Entre las alternativas más recomendables, sin duda el tren.

Elige un buen coche

Si el coche es imprescindible para ti, los coches híbridos y eléctricos son una gran opción, pues emiten menos contaminantes. ¿Y la moto, qué tal sería? Su nivel de siniestralidad es mayor, razón suficiente para no optar por ella si no hay una clara preferencia personal.

Come menos carne

Cambiar ligeramente nuestro menú aligerará de forma importante nuestra huella de carbono. La consigna es clara: menos carne roja y más verduras, locales a ser posible. No solo porque la OMS las considera «probablemente» cancerígenas, sino porque suponen un drama a nivel de emisiones. Como mal menor, la producción de carne de ave emite la mitad de dióxido de carbono.

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