Vivir en una casa-árbol


Turismo ecológico mientras se disfruta plenamente de la naturaleza es lo que proponen en Finca Bellavista. O, si se prefiere, un cambio radical en el modo de vida. Al más puro estilo de la película Avatar. Ser dueño de una casa situada en la copa de un árbol. Alrededor de la colonia de las casas-árbol, discurre el río Bellavista y todo un lugar de impresionante belleza, con una explosión de vida que impresiona.

Finca Bellavista se encuentra en Costa Rica, lejos de rutas transitadas. Se ofrece una estancia confortable y rústica. No es turismo de lujo, es turismo para disfrutar de la naturaleza, con todas sus ventajas e inconvenientes. Cerca, familias indígenas y granjeros trabajadores. El pueblo más cercano (sin bares ni tiendas de suovenirs) se encuentra a dos kilómetros y medio.

El proyecto de Finca Bellavista comenzó en 2007. Ya cuentan, para toda la comunidad, con una gran cocina, un comedor, salón al aire libre, zona Wi-Fi (podemos vivir sin lujos, pero no sin Internet) y caminos que llevan de árbol en árbol y a los ríos de la zona. El agua para el uso diario proviene de colectores de lluvia o de manantiales y los residuos se tratan con trituradores de desechos y se llevan a través de tuberías hasta el suelo. Vivir en la copa de un árbol supone no disfrutar de todas las comodidades a las que uno está acostumbrado.

Esta enorme propiedad se ubica en un bosque lluvioso de una península montañosa, con dos ríos de agua blanca, enormes árboles y multitud de animales como ranas, pájaros y monos. Se venden parcelas de diferentes tamaños. Hay parques y áreas comunes habilitadas para la vida en comunidad y piscinas naturales con cataratas. También hay senderos y cuerdas por las que subir a las copas de los árboles más altos. Finca Bellavista tiene un administrador de propiedades que hace las veces de cuidador de aquellas casas-árbol que no están habitadas todo el año.

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