Nuestra huella de carbono, esa cantidad de dióxido de carbono que emitimos en el día a día, va incrementándose con las tareas más habituales, por intrascendentes que parezcan, como encender la televisión, el aire acondicionado, comprar cualquier cosa, conducir o hablar por teléfono. ¿Pero, cómo reducirla? En este post te damos algunas ideas relacionadas con el entorno doméstico para reducir nuestro impacto ambiental.
La importancia de tomar medidas en nuestro hogar obedece al hecho de que nuestros gestos cotidianos, aún siendo una pequeña carga para el entorno, con el tiempo, la repetición constante y la suma de todos, acaba representando una tremenda contaminación.
Por lo tanto, pequeños cambios suman y, a la larga, pueden marcar un cambio de tendencia a favor del planeta, algo que es realmente necesario en la actual situación de precariedad ambiental que sufrimos.
Una primera medida sería bajar el termostato en invierno y subirlo en verano alrededor de dos grados para ahorrar en facturas y en contaminación, buscando siempre un uso racional de los climatizadores. No todos tenemos las mismas sensaciones o necesidades térmicas, pero hay que esforzarse en encontrar esa temperatura adecuada, que minimice el calor o el frío sin suponer un despilfarro.
Aislar la casa y comida local
También ahorraremos energía si aislamos con ventanas de doble cristal y otros aislantes del exterior, como un tejado verde, lo que se traducirá en un ahorro económico y también de grandes cantidades de dióxido de carbono por año.
En el apartado eléctrico, las bombillas de bajo consumo son una inversión que amortizaremos en cuidado ambiental y en dinero contante y sonante. Y lo mismo puede decirse de los aparatos electrónicos, evitando el stand-by o encendido latente desenchufándolos o adquiriendo una regleta con interruptor para hacerlo más cómodamente.
En el avituallamiento diario, mejor elegir productos locales en la compra de frutas y verduras o de alimentos locales en general, además de preferir los que no tienen envase o han sufrido un mayor procesamiento. Por último, darle al pedal o subir al coche de San Fernando en distancias cortas es una fantástica idea y, si hay que ir más lejos, compartir el coche para reducir gasto y emisiones.