Cinco trucos para ahorrar en calefacción sin pasar frío

Calefaccion
¿Utilizamos la calefacción de forma eficiente? ¿O quizá nuestras malas prácticas están haciéndonos pasar un frío innecesario al tiempo que va subiendo la factura? Damos respuesta a algunas de las falsas creencias más extendidas sobre el ahorro energético y a cuestiones que pueden pasarnos desapercibidas cuando, en realidad, son la clave para hacer la diferencia.

En pleno invierno y con los precios de electricidad y gas por las nubes, es buen momento para aprender el abc de del consumo de calefacción y, por otra parte, desaprender los hábitos erróneos. De hecho, lejos de ayudarnos a ahorrar, en muchas ocasiones incluso suponen un despilfarro de dinero y energía y representan una fuente de disconfort.

Ahorro y eficiencia energética

En este post vamos a repasar algunas de las ideas más arraigadas que están haciendo un flaco favor a nuestro bolsillo y al medio ambiente, impidiéndonos alcanzar ese confort ambiental mínimo necesario para que nuestro hogar sea un espacio agradable.

Siguiendo los siguientes cinco trucos para ahorrar en la factura de la calefacción sin pasar frío conseguiremos fácilmente un ahorro considerable en la factura energética de la casa, pues la calefacción representa casi la mitad del consumo de luz y/o gas, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios(OCU):

1 No es buena idea dejar la calefacción todo el día encendida a baja temperatura: aunque creamos que así se mantiene el ambiente caldeado y matamos el frío. Será mucho más eficiente y provechoso encenderla cuando estemos en casa. Y, si no queremos llegar y que el piso esté helado, la solución es tan simple como instalar un temporizador para que se encienda un ratito antes. Básicamente, estamos haciendo un uso selectivo para evitar que se dispare la factura sin disfrutar realmente de la calefacción que estamos pagando.

2 Apagar algunos radiadores no siempre es ahorrar: La lógica nos dice que cuantos menos radiadores haya encendidos más ahorrraremos. En el caso de las calefacciones centralizadas no es así, pues el sistema está programado para alcanzar una determinada temperatura. De este modo, aprovechemos que tenemos radiadores distribuidos por toda la casa para que el calor llegue justo donde nos convenga, excepto si hay habitaciones vacías, en cuyo caso no iba a servirnos de mucho, siempre que cerremos las puertas y éstas estén aisladas con sus respectivos burletes.


3 Los radiadores eléctricos son grandes derrochadores de energía: No siempre es así, vaya por delante, pero conviene tener en cuenta que las estufas eléctricas en cualquiera de sus modalidades, especialmente las que expulsan aire caliente consumen mucha energía. Sobre todo, si las comparamos con otras alternativas, como la estufa de leña (aunque contamina lo suyo a nivel exterior e interior) o los sistemas de calefacción central que caldean el ambiente de forma constante. Por contra, los aparatos eléctricos proporcionan un calor que desaparece rápidamente.

4. Revisar el equipo anualmente: Puede parecernos que todo está en orden, pero siempre es conveniente hacer un repaso a nivel de limpieza (preferentemente en seco, cuidado con mojarlos si son eléctricos) y de revisión técnica. No olvidemos que podría tener algún problema y funcionar de forma ineficiente, con lo que podría consumir más y/o calentar menos. Por lo tanto, no esperemos a que deje de funcionar y sigamos una rutina en cuanto a limpieza y revisiones, idealmente antes de la temporada de frío.

5. Ayuda a la calefacción a hacer su trabajo con simples gestos: Acostúmbrate a estar en casa con ropa abrigada si hace frío. Recordemos que cada grado que subamos supone un ahorro de entre un 7 y un 8 por ciento en la factura. Tomar bebidas calientes, aislar la casa (puertas, ventanas, etc.) y bajar el termostato por la noche de los 20 grados centígrados que se aconsejan durante al día a los 26 grados por la noche.

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