Las abejas son insectos polinizadores claves para el equilibrio de los ecosistemas e incluso para su supervivencia. Aunque a veces nos parezca que están por todas partes, lo cierto es que desde hace unos años sufren un declive tremendo a consecuencia de los entornos tratados con pesticidas. ¿Cómo ayudarlas? En este post veremos algunas pautas básicas para que nuestro jardín les resulte amigable.
En efecto, sin darnos cuenta podemos estar haciendo un flaco favor a las pobres abejas con nuestras prácticas de jardinería. Sin ir más lejos, no es buena idea adquirir plantas pre-tratadas con productos químicos, ya que serán fatales para ellas.
De ello es bien fácil deducir que tampoco nosotros hemos de utilizar pesticidas químicos si queremos tener un jardín acogedor y saludable o, cuanto menos, inocuo. Es así que se impone buscar otras maneras de acabar con las plagas.
Pesticidas orgánicos
Ello nos exigirá un esfuerzo extra en el conocimento de las plagas que suelen afectar a nuestras plantas, con el fin de poder aplicar soluciones naturales específicas, como la cáscara de huevo o el poso de café, pongamos por caso.
Otra manera de mantener un jardín en perfecto estado sin recurrir a la química es elegir bien las plantas para poder minimizar el riesgo de plagas, siempre en función de las más habituales en la zona.
Rizando el rizo, podemos intentar promocionar un tipo de insectos y no otros, para así aprovechar su función depredadora y lograr un equilibrio general.
Por último, lógicamente, las abejas necesitan flores, lo que significa que debemos ofrecerles flores teniendo en cuenta que las plantas tienen tres estrategias para atraer la atención de los polinizadores: el olor, el color y el néctar. Busquemos plantas que sean de su agrado, como por ejemplo la lavanda.