El aire interior de las casas puede sufrir distintos tipos de polución, y contra todas ellas hemos de luchar para poder disfrutar de una calidad ambiental que nos brinde un aire puro y saludable que apetezca respirar.
La ventilación diaria es un gesto fundamental para que el aire se renueve. Sin embargo, en contra de lo que suele creerse, no es necesario mantener las ventanas abiertas durante un largo tiempo. Es más, ni siquiera se requiere hacerlo más allá de unos pocos minutos, ya que son más que suficientes para renovar el aire.
De este modo, ventilar la estancia durante unos diez minutos nos ayudará a renovar el aire al tiempo que no se despilfarra en aire acondicionado ni en calefacción. Eso sí, en caso de ser alérgicos al pólen debemos evitar las horas de mayor concentración del mismo, concretamente entre las cinco y las diez de la mañana y de las siete de la tarde hasta que anochece. Igualmente, ha de evitarse las horas de más tráfico en las calles o de mayor contaminación industrial, sobre todo si nuestro hogar está ubicado en un lugar donde las haya.
Cómo quitar el polvo
Pasar la aspiradora es una buena opción, complementaria del paso de un paño húmedo sobre las superficies que acumulan polvo, evitando sprays químicos que cargarán la atmósfera de partículas insanas. Tanto la aspiradora como el trapo húmedo nos evitan sobrecargar la atmósfera con polvo y ácaros.
Como más vale prevenir que curar, otro consejo es no utilizar pinturas tóxicas, alfombras u otros objetos que acumulen mucho polvo y sean difíciles de limpiar. También hemos de huir de muebles pintados con barnices tóxicos y, a ser posible, no fumar dentro de casa.
No abusar de ambientadores químicos y mantener a raya mohos y humedades también es fundamental. Si se acumulan en el baño o en la cocina seguramente se trate de un problema de infraestructura, de alguna avería o de una ventilación deficiente. Atacar las causas del problema será la mejor solución.