Parece un delirante gallinero hasta arriba de comida para picotear sin descanso hasta la eternidad, pero esta construcción tan rarita en realidad es una vivienda sostenible de 20 metros cuadrados, ideada y fabricada por dos franceses que acaban de ganar con ella el primer premio del festival de arquitectura Archi <20.
El proyecto ganador contó con un presupuesto de 7.000 euros y ubicó la casita en un entorno protegido de un pueblo del noreste de Francia llamado Muttersholtz. Entre otras virtudes ecológicas u orientadas a disfrutar lo natural, destaca su forma circular, creada con el principal objetivo de poder observar todo el paisaje sin obstáculos. Además está su total integración en el entorno, algo innegable con esa una fachada compuesta por toneladas de maíz sólo sujetas porla malla de gallinero que, junto a la madera, conforma la estructura.
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