Hoy, 5 de marzo, se celebra el Día Mundial de la Eficiencia Energética (World Energy Efficiency Day) en todo el mundo para recordar a las familias, a los gobiernos y a las empresas la importancia de ser energéticamente eficientes para cuidar el planeta y ahorrar.
Como cada año, desde 1998, coincidiendo con la primera conferencia internacional sobre eficiencia energética, que tuvo lugar en 1998 en Austria, la efeméride es un llamamiento a un consumo responsable de la energía y, a ser posible, cuanto más limpia sea ésta, mejor que mejor.
Aunque es obvio que la ciudadanía está atada de pies y manos por un sinfín de cuestiones que se deciden o permiten políticamente, como la penalizadora política de energías renovables que sufrimos en España, también es cierto que hay un sinfín de pequeños gestos verdes nos ahorran un dinero en la factura de la luz sin perder confort en el hogar o en el lugar de trabajo.
En efecto, nuestra actitud y actuaciones como particulares también influyen a nivel de una eficiencia energética global. Además de las consabidas inversiones en la infraestructura de la vivienda para ahorrar energía y dinero, se aconseja sellar las puertas y ventanas, desenchufar los aparatos electrodomésticos cuando no se utilizan, optar por electrodomésticos eficientes así como ahorrar recursos en general.
Autoconsumo con renovables
La dependencia energética española o las dificultades que existen para cambiar de proveedor y, cómo no, también para practicar el autoconsumo energético, son algunas de las asignaturas pendientes que un día como hoy conviene recordar o, todavía mejor, criticar y reivindicar, según sea el caso.
Con motivo del Día Mundial de la Eficiencia Energética, la organización ambiental WWF recuerda que más del 10 por ciento de los españoles no puede pagar la factura de la luz y pide al Gobierno español que «cumpla sus obligaciones y realice una transposición ambiciosa de la Directiva de Eficiencia Energética», así como la aprobación de una normativa que fomente el desarrollo del autoconsumo como mejor modo de «construir un futuro ambiental y socialmente sostenible».
Según WWF, incluso podría actuar como salvavidas de la maltrecha economía al considerar que la eficiencia energética podría crear empleo de calidad a largo plazo, así como ser un buen campo de inversión para el sector de la construcción.