Todos hemos oído una y mil veces la palabra homeopatía, y muchos la hemos probado en alguna que otra ocasión. No son tantos, sin embargo, los que la utilizan de forma regular como forma de tratar dolencias o curar enfermedades. ¿Pero, es realmente eficaz?
Al tratarse de una medicina alternativa, la homeopatía es un ciencia o pseudociencia, según se mire, de la que se conoce poco más allá de algunas ideas superficiales. Además, frente a la medicina convencional, esta forma de abordar los problemas de salud cuenta es víctima de un sinfín de creencias erróneas y de prejuicios.
Por otro lado, son legión los detractores de la homeopatía, y sus argumentos tienen un peso específico en el seno de la comunidad científica. Otro sector, en el que abundan mayoritariamente los homeópatas, defienden la eficacia y conveniencia de la misma, algunos de ellos llegando incluso a considerarla una panacea. Se trata, por lo tanto, de un tema controvertido que no beneficia en nada a su avance ni de forma aislada ni complementaria de la medicina tradicional.
El principio de la homeopatía
¿Qué es la homeopatía? Se trata de un tipo de medicina alternativa nacida a finales del siglo XVIII basada en el principio de los semejantes, es decir, se cree que una sustancia en estado puro aplicada en pequeñas dosis puede curar los mismos síntomas que, sin embargo, crearía si se aplicara en dosis mayores.
Básicamente, se intenta combatir la enfermedad estimulando la autodefensa natural que tiene todo organismo, ayudándole a curarse mediante el medicamento homeopático que, además, ayudaría al cuerpo a reequilibrarse, con lo que también se le atribuye un carácter preventivo.
Eficacia controvertida
Aunque la homeopatía es una medicina de tradición secular, lo cierto es que la mayor parte de la comunidad científica la considera una pseudociencia. Hasta tal punto es así que está muy extendida la opinión de que simplemente proporciona un efecto placebo.
Ello no impide que haya numerosos pacientes que recurran a ella, y que además lo hagan a través de su dispensación en la oficina de farmacia. De hecho, los medicamentos homeopáticos tienen una normativa propia que, por otra parte, también recibe críticas por considerarse deficiente su regulación. Su producción y comercialización, por lo tanto, son perfectamente legales y están mínimamente reguladas.
A pesar de esas posibles deficiencias, esa regulación legal significa y presupone que deben cumplir los requisitos propios de todo medicamento en lo que respecta a la demostración de su eficacia y, por supuesto, también su seguridad.
Seguridad, lógicamente, entendida como un concepto médico que abarca tanto su efectividad terapéutica como la posible existencia de efectos secundarios, interacciones, posible toxicidad y otros problemas derivados de su uso, exactamente igual que ocurre con otro tipo de medicamentos.
Aunque están excluidas de la financiación pública, sí se pueden ordenar con receta, que se dispensará en oficinas de farmacia habituales o, por ejemplo, en las farmacias hospitalarias. A nivel de normativa, por último, también presentan similitudes con las fórmulas magistrales.
¿Es una buena opción?
Conocer las claves que permitan saber si constituye una buena opción sería como responder a la pregunta del millón. Lejos de poderse concluir nada definitivo, lo único claro es que hay opiniones para todos los gustos, controversias que rebasan el ámbito científico, inclinando la balanza muy a menudo hacia el lado de sus desventajas.
Pero es justo reconocer que su demanda no cesa de aumentar, y lo mismo puede afirmarse del uso de los remedios naturales basados en hierbas. En muchas ocasiones, se recurre a soluciones de homeopatía o bien de herboristería como última esperanza, ante la ineficacia de la medicina tradicional, y en otras se utiliza como ayuda. Sea como fuere, lo cierto es que es un filón económico para los comercios que la dispensan, y que precisamente por ello se corre el riesgo de no contar con el asesoramiento adecuado, lo que puede derivar en una mayor ineficacia.