Las hierbas aromáticas más conocidas, como el romero, el hinojo o al albahaca, pongamos por caso, tienen usos muy interesantes en el jardín o en el huerto, sobre todo si son ecológicos o queremos que lo sean. Sea como fuere, sus propiedades para ahuyentar las plagas los convierte en unos grandes aliados para mantener libre de intrusos por tierra y aire.
Su uso como plaguicidas para la mantenerlas a raya se ha utilizado desde antaño, si bien ahora con el auge de lo ecológico está volviendo a cobrar importancia. Es más, son muchas las investigaciones que intentan perfeccionar la efectividad de estos plaguicidas en cultivos orgánicos de tipo extensivo. Junto con los fertilizantes orgánicos, se buscan métodos que prescindan al máximo de los productos químicos. Sin embargo, todavía hay mucho camino que recorrer hasta alcanzar el objetivo.
Sin embargo, en jardines o huertos de pequeño tamaño como los que podamos tener en casa, las plagas pueden controlarse mucho mejor. A su vez, la exposición a una atmósfera sin químicos será mucho más agradable y, sobre todo, beneficiosa para nuestra salud y, por descontado, comernos nuestros frutos. Encontremos la combinación perfecta de hierbas como el tomillo, el romero, la menta, el clavo y un largo etcétera.
Dar con la solución idónea no será fácil. No sólo porque las plagas son variables en función de la estación del año y de otros factores que no podemos controlar, sino porque lo habitual es establecer comparaciones con los plaguicidas convencionales. Porque, -y esto hay que advertirlo desde un primer momento-, éstos son mucho ganan en eficacia, si bien nuestras plantas estarán saludables y el entorno será más natural.
Beneficios para el ecosistema
Hay buenas razones para confiar en estos plaguicidas naturales: los insectos no desarrollarán tantas resistencias, preserva su vida en muchas ocasiones y también nos libraremos de la elevada toxicidad que representan los pesticidas de siempre. Por lo tanto, si queremos atraer vida silvestre (pájaros, polinizadores y demás) a nuestro jardín o huerto, serán necesarios.
Además, favoreceremos la creación de ecosistemas más equilibrados que, por lo general, reducen la formación de plagas al activar la biodivaresidad. En lugar de matar moscas a cañonazos, como corre con los pesticidas de síntesis, las plantas aromáticas atraerá vida, y sólo de forma puntual serán plagas.
Por contra, hay que aplicarlo a menudo, pues su durabilidad también es mucho menor, y si buscamos mayor comodidad, incluso encontraremos a la venta productos que incorporan esencias de las hierbas que busquemos o de una mezcla. De este modo, si somos constantes, los resultados llegarán pronto.
Repeler o eliminar los insectos
Una vez concienciados y listos para trabajarnos la protección natural de nuestro jardín, informémonos sobre las plagas más habituales y documentémonos sobre el modo de mantener alejados gusanos, hormigas, escarabajos y otros insectos haciendo más de lo mismo: es decir, trabajando la tierra o preparando
Las plantas elegidas pueden crecer en maceteros o plantarse en el mismo campo del jardín o pequeño huerto, justo en lugares estratégicos que permitan maximizar su eficacia.
Estas sustancias plaguicidas suelen aplicarse directamente en las plantas pulverizando una mezcla que contiene pequeñas cantidades de hierbas mezcladas con agua o en el mismo suelo, mediante u nebulizador o colocando una especie de pasta.
La albahaca (repele la mosca blanca y la plaga de la araña roja, etc.), la ajedrea (pulgones y la moscad e la cebolla), el ajenjo (escabarabajo de la patata, arañas y orugas), la salvia (previene o repele los nematodos), el hinojo (plagas en árboles frutales), el cebollino (protege el cultivo de zanahorias y manzanos), el romero (repele las plagas a co), el tomillo (mariposa de la col) o la ortiga (pulgones y hongos) son algunas de las muchas plantas que podemos incluir.