Ideas de reciclaje para la jardinería

Botellas de plástico o de vidrio, garrafas, CDs, palés, ruedas de coche, tablas de madera, sillas rotas o zapatos viejos, botas de agua agujereadas, tenedores y hasta latas o bañeras… Lo más insospechado puede tener un interesante uso en un jardín. Si, además, le damos un pequeño toque de color, alegría e imaginación, entonces los resultados serán tan prácticos como decorativos.

Incluso los mismos componentes del jardín, como las macetas, las hojas o las ramas secas y hasta el agua de lluvia puede volver a utilizarse de forma provechosa, además ahorrándonos dinero gracias a constantes gestos ecoamigables.

Reciclar para abonar y regar

El agua de lluvia es fantástica para el riego, pero recogerla no es fácil ni tampoco conservarla durante el mayor tiempo posible sin que se degrade, ya que se trata de agua estancada. Si deseamos sacarle partido a las temporadas de lluvia, tenemos la opción de de instalar uno o varios barriles de lluvia o, para mayor capacidad, de cisternas flexibles.

Los usos pueden ir desde el riego de plantas ornamentales o de un pequeño huerto hasta el llenado de pequeñas fuentes, estanques o albercas. Incluso serviría para la alimentación de grifos, el lavado del coche o cualquier otro uso que no implique su ingestión.

Por otra parte, el compost es una inteligente manera de reciclar residuos orgánicos de alimentos o del mismo jardín, especialmente tras la poda o el otoño. Una adecuada mezcla de elementos nos proporcionará un abono natural durante todo el año.

Alejar plagas sin recurrir a químicos también será más fácil con restos alimentarios, como los posos del café, las pieles de cítricos o la plantación de ciertos tipos de plantas que ahuyentan por su olor o efecto insecticida natural.

Ideas originales

La originalidad y el reciclaje son una combinación explosiva. Si queremos que reutilizar se convierta en una apuesta decorativa sorprendente, tan sólo habremos de atrevernos a ir más allá de los usos típicos de las cosas.

Las posibilidades son infinitas y los resultados tan increíbles en ocasiones que no tardan en hacerse virales en internet. ¿Qué tal si damos forma a un trozo de corteza de árbol y la convertimos en un búho, un gato o en la silueta de un conejo? Añadiendo luego unos ojitos, nariz y patitas con trozos de madera o ramas, por ejemplo, obtendremos un gracioso elemento decorativo para nuestro jardín o porche.

Desde un enfoque más práctico, convirtamos en maceta unas botas de agua, unos zapatos, unas latas, una garrafa o una botella de agua… O, si preferimos los maceteros, sirvámonos de los palés, de las ruedas de automóvil, de una bañera o de una carretilla vieja para rellenarlos con tierra y plantar nuestros vegetales favoritos.

Otra idea divertida consiste en utilizar una silla con el asiento agujereado como portamacetas, decorándola previamente e introduciendo luego en él un macetón para así elevar la planta del suelo.

Hidroponia casera

Podemos convertir las garrafas o botellas de plástico en macetas para la jardinería hidropónica (sustitución de la tierra por disoluciones minerales). Se trata de una solución para cultivar en espacios pequeños, como terrazas, balcones, ventanas o en interiores.

La idea es bastante simple, muy fácil de poner en práctica: llenamos la botella con agua hasta arriba y confeccionamos un tapón que contenga una base de arena lavada o grava y unas cuantas semillas para que, una vez convertidas en brotes se alimenten del agua, enriquecida convenientemente en función del vegetal elegido. Existe la alternativa comercial, como por ejemplo el kit Petomato, que permite cultivar tomates, albahacas o fresas silvestres.

O, si se prefiere, se corta la botella por la mitad, se llena de agua la parte inferior, se añade la arena a la otra parte y se introduce dentro de la primera boca abajo, impidiendo que arena y agua se mezclen (separándola con una media atada a la boca) y, finalmente, introduce la planta en esta peculiar maceta sin tierra, que se riega sola.