Illinois prohibirá las microperlas de plástico utilizadas por la industria cosmética por ser un peligroso contaminante del medio acuático que está causando graves problemas ambientales. Su pequeño tamaño, casi microscópico (miden entre 0,5 y 500 micrometros de diámetro) no impide que causen estragos irreversibles, por lo que se requiere prevención.
Es más, su ínfimo tamaño impide su filtración durante el tratamiento de aguas residuales, con lo que acaban vertiéndose a las aguas fluviales y a los océanos. De este modo, la medida pretende evitar la contaminación del agua con estos polímeros presentes en productos de cuidado personal.
Una ley pionera
En respuesta a este problema, el gobernador de Illinois, Pat Quinn, ha firmado esta semana una ley que convierte al estado norteamericano de Minnesota en el primero en prohibir este tipo de producto no biodegradable en su producción y venta.
La nueva ley prohibirá la producción a finales de 2017, y su venta a partir de finales de 2018, ilegalizando también su producción en medicamentos a finales de 2019. Su objetivo, «limpiar las aguas de todo Illinois» y sentar precedente para que otros estados le imiten.
No en vano, están en juego la salud pública, los recursos hídricos en general y el equilibrio de los ecosistemas de Illinois, que ya presentan grandes acumulaciones de estas microperlas. En palabras de Quinn:
El lago Michigan y los muchos ríos y lagos que tenemos en nuestro estado están entre nuestros recursos naturales más importantes. Debemos hacer lo necesario para protegerlos.
¿Cómo puedo evitarlas?
La falta de leyes que las prohíban ni impide que, como consumidor responsable, puedas elegir tus productos de cuidado personal libres de estas sustancias para así ayudar a reducir este tipo de contaminación, que afecta a la flora y fauna de mares y aguas fluviales de todo el mundo.
Las microperlas sintéticas se utilizan en cremas exfoliantes, pasta de dientes, y otros muchos cosméticos y medicinas, por lo que se ha de estar alerta y evitar aquellos productos que tengan en su lista de ingredientes los términos: polietileno o polipropileno.
Una batalla ambiental
Los grupos ecologistas llevan años reclamando su sustitución por alternativas biodegradables naturales, como el polvo obtenido de la cáscara de nuevo de de la sal molida, hasta ahora con pobres resultados, si bien algunas multinacionales se han comprometido a abandonar su producción.
El resultado de esta contaminación también acaba en nuestro plato, pues es muy probable que estemos consumiendo pescado que haya ingerido pequeñas partículas de plástico, y seguiremos haciéndolo, pues el plástico tarde alrededor de 100 años en desintegrarse, por lo que ni siquiera las prohibiciones solucionarán el problema a corto plazo.
Inevitablemente, los animales marinos ingieren estas microperlas sintéticas, además de otros plásticos de mayor tamaño, por lo que entra en la cadena alimentaria y acaban en nuestro estómago. Así las cosas, puesto que es imposible retirarlas del medio acuático, la única solución para no acabar tragándonos el plástico es dejar de producirlo.
Además de estas iniciativas legislativas, a las que previsiblemente pronto se unirán otros estados, desde hace un par de años se desarrolla una campaña mundial contra las microperlas en cosmética bajo el eslogan «Peligro: contiene plástico». La iniciativa cuenta con el apoyo de 22 ONG’s, y su objetivo es presionar a las multinacionales para que, motu proprio, vayan dejando esta práctica mediante sustitución o adaptación del producto.
Incluso puede descargarse una aplicación de descarga gratuita desde su web (beatthemicrobead.org) desarrollada por North Sea Foundation y Plastic Sea Foundation, que permite comprobar fácilmente qué cosméticos contienen microperlas.
Su uso es sencillo, simplemente escaneamos con el teléfono móvil la etiqueta de un producto de cuidado personal y la aplicación lee el código de barras e indica mediante un código de colores si hay presencia de micropartículas de plástico en el producto. El color verde indica que está libre de micropartículas, el naranja que las contiene pero el fabricante se ha comprometido a dejar de hacerlo y, finalmente, el rojo nos advierte de que el producto las contiene.