Juguetes ecológicos, todo un éxito en Japón


La necesidad puede hacer cambiar las costumbres. En este caso, la necesidad de ahorrar energía puede llevar a que los niños (o a que los padres que eligen los juguetes para sus hijos) opten por juguetes que no necesitan electricidad, que no necesitan ninguna fuente de energía más que la que le proporciona un niño, por lo demás, una fuente de energía muchas veces inagotable.

Es lo que está ocurriendo en Japón, otrora meca de los videojuegos y los aparatos electrónicos, ante el desastre nuclear ocurrido en Fukhusima y que ha concienciado a la población de la importancia del ahorro energético, es ahora un país en el que los juguetes ecológicos se venden como rosquillas. Si un comportamiento ecológico no es más que recrear hábitos de vida de la generación de nuestros abuelos, en este caso, no es más que volver a divertirse con los juguetes de toda la vida.

En la Feria del Juguete que se celebra en Japón, los juguetes de más éxito son lo que no tienen que enchufarse para que funcionen. Así, un peluche que imita a un poni o a una cebra y con el que el niño puede saltar montado en él o un coche que el propio niño tiene que «cargar» girando una rueda son los reyes de la feria. Y no se privan de esos sonidos y luces que fascinan a los más pequeños, sólo que la energía proviene del movimiento que le transmite la mano.

Este verano se esperan cortes de electricidad y la sociedad japonesa está muy sensibilizada ante el asunto. Así, los padres buscan juguetes que ofrezcan a sus hijos diversión sin cables y sin batería. Nada de videoconsolas, coches teledirigidos o aparatos a pilas. Se volverá a los juegos de mesa y, por qué no, a jugar en la calle. El medio ambiente lo agradecerá, pero también el estado físico de los pequeños. Además, jugar de este modo es una forma de aprender a socializarse. Quizá, en unos años, ya no haya hikikomoris (niños que no salen de su habitación) en Japón.

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