La mala calidad del aire es un asesino silencioso. Son muchos los fallecimientos que se relacionan con la exposición a ambientes contaminados. Tantos, que cada año se cuentan por millones. Según acaba de hacer público la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2012 unos siete millones de personas murieron por esta causa.
Esos siete millones de muertes significan una de cada ocho del total de decesos por exposición a la contaminación ambiental de todo tipo, concluye el informe. Son unos datos preocupantes, pues la cifra supera con creces las estimaciones anteriores, que rondaban los 3,2 millones de muertes, concretamente en 2008.
Tan apabullantes cifras permiten hacer reflexiones interesantes. A nivel estadístico, es seguro que reducir los actuales niveles de contaminación salvaría millones de vidas, lo que significa que la contaminación es un problema mucho mayor de lo que se tiende a creer y asumir por parte de los políticos. En segundo lugar, a nivel personal, se nos advierte del peligro que conlleva exponerse a ambientes polucionados, tanto exteriores como interiores.
Cáncer y enfermedades cardiovasculares
De acuerdo con la OMS, los nuevos datos muestran por primera vez una relación muy estrecha entre la exposición a la contaminación atmosférica y el cáncer o las enfermedades cardiovasculares. En concreto, las cardiopatías isquémicas (40%) y accidentes cerebrovasculares (40%) son las principales, seguidas de neumopatías obstructivas crónicas (11%), cáncer de pulmón (6%) o, por ejemplo, infecciones de las vías respiratorias en los niños (3%).
Geográficamente, los países más pobres o de ingresos medianos de Asia Sudoriental y del Pacífico Occidental se llevaron la peor parte, sumando casi 6 millones de muertes: 3,3 millones por polución de ambientes interiores y 2,6 por contaminación atmosférica. En especial, la polución dentro del hogar es tremenda, muy a menudo por combustión incompleta en estufas de carbón, leña y fuegos abiertos en general se cobra muchas víctimas.
Además de analizar las emisiones contaminantes y estadísticas sobre mortalidad, la investigación de la ONU otras herramientas como mediciones por satélite, vigilancia en tierra y modelos sobre pautas de desplazamiento de la polución.
Una Europa irrespirable
Centrándonos en Europa, los expertos señalan que el Viejo Continente ha reducido la contaminación en las grandes ciudades eliminando los decimonónicos cinturones industriales. Pero no es suficiente, y todavía se ha de mejorar mucho, sobre todo en lo que respecta a la polución generada por el trafico rodado. En concreto, se han de combatir las «altas concentraciones de polución observadas en grandes áreas de Europa occidental», advierte Hans Bruyninnckx, director ejecutivo de la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA).
La lista de países europeos (Austria, Francia, Bélgica, alemania, Francia, Irlanda y Luxemburgo) reacios a hacer sus deberes es larga. España tiene el dudoso honor de ser uno de esos países, con notas muy deficientes en los óxidos de nitrógeno. Y, aunque es algo común estar expuesto a pequeñas cantidades de óxidos de nitrógeno en el aire, las altas y largas exposiciones pueden dañar gravemente las vías respiratorias.
No es ningún consuelo que las normas de control de emisiones tóxicas se sobrepasen en numerosos países. En concreto, España y otros diez países de la UE incumplieron durante el 2012 al menos uno de los límites de emisiones para óxidos nitrógeno, amoníaco (por ejemplo en las explotaciones ganaderas o del sector pecuario) y compuestos orgánicos volátiles distintos del metano.
Mejorar estas cifras contaminantes depende de políticas públicas y de decisiones personales. Aunque es obvio que una política que fomente el uso del transporte público ayudará a dejar el coche aparcado, también es cierto que cada uno de nosotros puede actuar al respecto desde ya mismo. Mejorar la calidad del aire interior de la vivienda también es otra importante tarea pendiente.