Las casas, los comercios y las instituciones, más contaminantes que el coche

Chimeneas-humeantes
La contaminación procedente del tráfico rodado es una fuente de emisiones de efecto invernadero importante, al tiempo que constituye un foco de polución peligroso para la salud. Con todo y con eso, el coche no provoca el grueso de la contaminación en las ciudades.

Así es, al menos, si nos ceñimos a los datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), según la cual el 13 por ciento de las partículas contaminantes provienen del transporte por carretera.

La mitad de la contaminación proviene de las casas

Son datos promedio del ámbito comunitario. Es decir, no tiene en cuenta las diferencias que pudiera haber en los 28 países de la Unión Europea, pero nos ayuda a hacer aproximaciones a la hora de valorar el riesgo que supone para la salud.

De los fallecimientos que se producen en España por la contaminación atmosférica, por ejemplo, el tráfico rodado provocaría cerca de 4.000 muertes. Una cifra tremenda, que todavía impacta más si tenemos en cuenta que en accidentes de circulación en 2016 hubo 1160 fallecidos.

Como hemos apuntado al inicio del post, el coche es responsable de un porcentaje menor que las viviendas. De acuerdo con las estadísticas de la AEMA

Si el 13 por ciento de la contaminación ambiental proviene de los coches y resulta más que obvio que supone un serio problema, aún resulta más alarmante el hecho de que sean las viviendas las que causan el 50 por ciento de la contaminación.

Si sumamos las partículas emitidas por las viviendas, las tiendas, centros comerciales y edificios institucionales, el porcentaje final es de un 56 por ciento de las partículas.

De este 56 por ciento, un 5 por ciento de las emisiones son debidas a la generación y transporte de la energía. Por lo tanto, el consumo energético constituye una fuente de polución importante.

Trafico-urbano
En su último informe sobre la calidad del aire en Europa, la AEMA reveló que ésta va evolucionando positivamente, si bien se trata de una mejoría muy lenta. Por último, el trabajo concluyó que el mayor riesgo ambiental para la salud de los europeos sigue siendo la contaminación atmosférica.

A la luz de las estadísticas, combatirla va mucho más allá de reducir la contaminación del tráfico o de las industrias. Puesto que la mayor parte de la contaminación tiene que ver con la polución generada en los hogares, comercios e instituciones de forma directa e indirecta, es clave llevar a cabo una actuación conjunta en distintos ámbitos.

Un gran desafío, por otra parte, puesto que existe muy poca concienciación al respecto, tanto a nivel particular como institucional. Razón por la que no solo no se toman las medidas más idóneas sino que ni siquiera se plantean.

Por ejemplo, del mismo modo que se restringe el tráfico o se estudia cómo rejuvenecer el parque automovilístico para reducir la contaminación urbana, debería controlarse el despilfarro energético con el mismo fin.

Gracias a este tipo de informes se empieza a generar conciencia al respecto, clave tanto para llevar a cabo políticas eficaces como para que los ciudadanos empecemos a tomar cartas en el asunto con nuestros gestos más cotidianos.

Está en juego la vida de millones de personas, además de suponer un serio problema de cara a combatir el cambio climático, un asunto que requiere el avance hacia una sociedad baja en carbono.

La inhalación de partículas contaminantes puede provocar y agravar distintas enfermedades. Las partículas contaminantes llegan a nuestro sistema circulatorio a través de la respiración, tras entrar en los pulmones, un órgano muy irrigado, y ocasionando distintos problemas de salud.

Entre otros, patologías respiratorias, cardiovasculares o distintos tipos de cáncer. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren alrededor de 3 millones de personas por la contaminación.

Deja una respuesta