La circulación de los coches es un problema en algunas ciudades, sobre todo, cuando hay un elevado parqué automovilístico y las capitales son grandes porque aumenta y crece el tráfico rodado. Poner orden en la circulación es clave no solo para evitar atascos y retenciones, sino también para eliminar contaminación. Para conseguirlo, se ha desarrollado un nuevo sistema inteligente de regulación de semáforos, que permite mejorar el flujo de coches y reduce atascos y emisiones contaminantes.
El proyecto
Este desarrollo ha sido realizado por el equipo de investigación NEO, del Departamento de Lenguajes y Ciencias de la Computación de la Universidad de Málaga (UMA). En concreto, consiste en un sistema basado en inteligencia artificial que controla las redes de semáforos de esta capital, así como en París.
El sistema, que tiene la ventaja de que no es necesario instalar ninguna infraestructura adicional, se basa en los algoritmos bioinspirados, que están basados en este caso en la evolución de las especies.
La clave de este patrón radica en que la ciudad es como el medio ambiente, pero con programas semafóricos, en el que sobreviven los que producen una mejora en los tiempos de viaje y en la disminución de la contaminación.
Estos algoritmos evolutivos se adaptan al entorno conforme se van produciendo mutaciones, que son los cambios como el paso de un semáforo rojo, que afecta al flujo de tráfico de una calle.
Los resultados se observan en una pantalla de ordenador para disponer de los datos de los ciclos de cambio de los semáforos en las ciudades y trasladarlos a gestores para implementar las modificaciones que sean necesarias.
Un gran avance
Este nuevo desarrollo supone un gran avance porque hasta ahora se había trabajado en movilidad inteligente con algoritmos ad-hoc que reprodujeran los cálculos realizados previamente por los investigadores sobre, por ejemplo, la regulación del tráfico en zonas verdes.
Sin embargo, ahora, se han desarrollado dos nuevos programas informáticos que crean el mapa de los semáforos con los respectivos intervalos de cambio, que se irán modificando conforme los algoritmos indiquen lo que puede ser mejor para el tráfico rodado en las ciudades.
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