Plástico elaborado con plátanos y piñas


Una nueva forma de bioplástico se está desarrollando en Brasil. Esta vez se trata de un plástico elaborado con fibras de plátanos, piñas, cocos y agaves. Es un proyecto de la Universidad Estatal de Sao Paulo liderado por Alices Leao. Se usan las hojas, los tallos y las cáscaras de estas frutas que, además de permitir fabricar un plástico ecológico y biodegradable, reutiliza los desechos.

Según los responsables del proyecto, este plástico es más fuerte y ligero que el procedente del petróleo. Y más ecológico, claro. La clave está en las fibras de nanocelulosa, principal componente de estos plásticos. Quizá se puedan usar de forma comercial en un par de años.

De este modo, no sólo se protege el medio ambiente, sino que también, al poder construir coches más ligeros, se ahorra combustible. Además, los productos fabricados con este bioplástico serán más fuertes y resistentes a agentes externos como el calor, el agua o la gasolina (mejor todavía si es biocombustible) que pueda derramarse sobre ellos.

Según Alices Leão, las propiedades de estos plásticos son increíbles. Son un 30% más ligeros y de tres a cuatro veces más fuertes. En su opinión, una gran cantidad de las piezas que componen los vehículos, como el tablero de instrumentos, los parachoques o los paneles laterales pueden ser fabricados con fibras de fruta en los próximos años.

De momento, la única pega es que la tecnología no es precisamente barata. Hay que cocer las hojas y los tallos de las frutas en un dispositivo parecido a una olla a presión hasta que se transforman en algo parecido a polvos de talco. Eso es a lo que llaman nanocelulosa. Pero una vez realizado este proceso, el material cunde: un kilogramo de nanocelulosa puede producir hasta cien kilogramos de plástico.

Pero para Alices Leao, esto acaba de empezar. De momento, este bioplástico sustituye al plástico del automóvil, pero en un futuro quizá pueda ser capaz de reemplazar a piezas de acero y aluminio.

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