Polución con plásticos y microplásticos: ¿cómo solucionarlo?

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Además de la frenética actividad que llevan las ONGs conservacionistas, la actividad de la ONU es muy notable en lo que respecta a la concienciación con respecto a los problemas ambientales y de salud pública que supone una contaminación desmedida de cualquier tipo.

Además de organizar citas internacionales en distintos ámbitos, y de participar en ellas, la ONU invierte mucho dinero y esfuerzo en llevar a cabo investigaciones que ayuden a hacer luz sobre el problema de la contaminación en los océanos.

Más concienciación y actuación urgente

No tanto aportando soluciones de forma directa, sino sobre todo colaborando y apoyando estudios que hagan cada vez más visible el problema. Un ejemplo de su actuación en la lucha contra la contaminación plástica es su campaña «Clean Seas» (Limpiar los mares).

Su objetivo último, lógicamente, es acabar con los residuos de plástico en mares y océanos, pero siendo realistas se trata, sobre todo, de empezar a cambiar las cosas. La campaña ha establecido el año 2020 como meta para que se eliminen por completo las mayores fuentes de contaminación plástica en los océanos.

Es decir, tanto los envases de un solo uso como los microplásticos que proceden de los cosméticos, la ropa sintética cuando se lava, el polvo urbano o los neumáticos, pongamos por caso. Muy ambicioso objetivo, sobre todo teniendo en cuenta las dimensiones del problema, pues cada año acaban en el océano alrededor de ocho millones de toneladas de plásticos.

Según la ONU, alrededor del 80 por ciento de la basura en los océanos es plástica y, medido en impacto económico, causa daños por valor de unos 7.580 millones de euros, además del tremendo daño que supone para el ecosistema.

Es una campaña global, dirigida a empresas, gobiernos y a cada uno de nosotros, es decir, a los votantes y consumidores y fue presentada en la Cumbre Mundial de los Océanos que se realizó en Nusa Dua, en la isla indonesia de Bali.

En su comunicado, la ONU dio algunas pistas sobre la manera de solucionar este problemón que amenaza con convertir los océanos en gigantescos vertederos en un futuro próximo. Por un lado, se apunta a las políticas como pieza clave.

No solo se trata de tener buenas intenciones y plasmarlas en marcos legales y políticas enfocadas a la reducción del plástico, sino de aplicar tanto unas como otras de forma realmente eficaz.

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Por otra parte, se pone en la palestra la necesidad de que las empresas reaccionen. Es decir, es fundamental que, por un lado, reduzcan el uso del plástico convencional, buscando otras alternativas, entre las que bien podrían estar los materiales reutilizables u otros plásticos eco amigables.

Con respecto a los consumidores, se pide que cambien sus hábitos, que se interesen en las consecuencias que conllevan unas u otras elecciones a la hora e comprar o utilizar productos o servicios determinados. Los ejemplos de campañas para concienciar a la población por parte de Greenpeace u otras más específicas, que se centran en el impacto ambiental de la polución en el medio marino, van en este sentido.

Como votantes, y esto es cosecha propia, también los ciudadanos tienen una llave que abre muchas puertas. Básicamente, se trata de ser exigentes en materia ecológica a la hora de valorar las distintas opciones políticas, pues de ese modo los programas políticos también lo serán.

“Ya es la hora de que abordemos el problema del plástico que plaga nuestros océanos. La contaminación de plástico está apareciendo en las playas de Indonesia, posándose en el fondo marino del Polo Norte y ascendiendo en la cadena alimentaria hasta nuestras mesas”, concluye Erik Solheim, responsable de Medio Ambiente en la ONU.

2 comentarios

  1. Les felicito por su interesante publicación, Me queda duda de la cantidad de 8 toneladas al año ¡¡
    quizás en un sólo punto o vertiente de descarga, pero a nivel océanos debe ser mayor la cantidad .

    Saludos

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