Algo tan sencillo como apartar el agarradero de la regadera puede convertirla en un orinal insólito pero de lo más práctico, pues con el líquido amarillo recogido se pueden regar las plantas con toda facilidad.
La idea de fertilizar con productos orgánicos no es nueva, como tampoco el uso de la orina como fuente de alimento gracias a su riqueza en nitrógeno. Dentro de este contexto, por lo tanto, el invento de esta regadera que hace las veces de orinal es de lo más normal, aunque suene a disparate.
Inventado por el diseñador sueco Åsa Løvberg, la Guldkanna Towa, nombre con el que se ha bautizado el divertido dispositivo, facilita el poder sacar partido a los fertilizantes que contiene la orina mediante su ingenioso sistema de recogida y almacenamiento, con su señora tapa incluida.
Además de tener una apertura los suficientemente amplia para desahogarse, Løvberg afirma que está fabricado con materiales que impiden que el olor de la orina quede impregnado y acabe apestando.
La orina, un gran recurso
Recordemos que numerosos estudios científicos han investigado distintos sistemas que conviertan a la orina en un fertilizante ecológico que minimice el impacto medioambiental de los abonos químicos tradicionales. De hecho, la orina contiene fósforo, un tipo de abono que, por cierto, no resulta nada económico cuando se ha de obtener de modo convencional.
Otros intentos de aprovechar la orina buscan su uso para obtener energía renovable, ya que, entre otras cosas, se trata del desecho más abundante del planeta. Por ejemplo, un equipo de investigadores de la Universidad de Ohio (EE.UU.) logró hacer factible un sistema que producía hidrógeno a partir de la orina, dentro de la tendencia que busca la genración eléctrica a partir de este elemento. Sin ir más lejos, además, en la misma Suecia barajan la idea de desviar la orina desde los sanitarios para aprovecharla.