Todo es reutilizable. Y, si no lo es, mejor no usarlo. En algunos casos parece imposible, pero con información e imaginación, se puede. Es el caso de las bolsas de té: se pueden encontrar otros usas una vez que se ha preparado la bebida.
Os presentamos algunas opciones (no siempre excluyentes) de reutilizar las bolsas de té.
Abono o riego de plantas. A las plantas les gustan los desechos biodegradables. Se pueden romper las bolsas y cubrir la tierra donde se ubiquen las plantas. También se puede hacer otro té, que, lógicamente, saldrá más claro, esperar a que se enfríe y regar la planta. Lo mismo vale para las tazas que se enfrían y ya no se beben. No las tires por el fregadero. Usa ese agua para regar.
Desodorante de nevera. Se colocan varios saquitos de té en un contenedor en el que puedan respirar, con varios agujeros. El recipiente absorbe los malos olores de la nevera, haciendo un tarea similar a la del bicarbonato.
Tratamientos de piel, reducir bolsas en los ojos, picaduras de insectos y, en general, uso como antiinflamatorio. El té contiene ácido tánico, que tiene propiedades antiinflamatorias. Se puede guardar una bolsita en la nevera por si acaso.
Tintar telas. Es un método usado desde hace siglos. A la tela blanca, le confiere un aspecto antiguo, de color sepia. Se puede probar en otros materiales, como la madera, jabones naturales, objetos de artesanía o, incluso, en el pelo.
Más té. Se guardan varias bolsas de té usadas y se reutilizan juntas, con menos cantidad de agua y más tiempo en el hervor, ya que no tendrá la misma fuerza que un té fresco.
Hay que señalar que cada variedad de té tiene diferentes propiedades. El té blanco no está especialmente indicado para tintar. También hay que tener en cuenta la calidad de la planta. Cuanto más fresca, cuanto menos tratada, mejor conservará sus propiedades.