Parece una casa en un árbol, pero sólo en su estilo, porque el árbol no está por ningún lado. Si se levanta a diez metros del suelo es apoyada en unas columnas que, por otro lado, no son sino madera recuperada, y su función también es atípica, pues se ha construido para hacerlo servir como sala de reuniones informal donde se pueda hablar sobre diseño.
Bautizado con el nombre de Werk Studio, el refugio se ha construido con más voluntad que técnica, pero finalmente el resultado es perfecto, sobre todo porque transmite mensajes interesantes, como cuánto dan de sí unas maderas recicladas o la importancia de escapar de convencionalismos y acercarse a la naturaleza para dejar fluir la creatividad profesionales del diseño o de cualquier otra disciplina y, en realidad, para cualquier persona en general.
Los improvisados obreros que lo han levantado en Peckham, un barrio al sudeste de Londres, son estudiantes de diseño de la Universidad Goldsmiths y el fruto de su trabajo se ha concebido con el fin de tener un espacio propio para tener conversaciones entre ellos y con profesionales del sector.
Un espacio natural
¿Pero, qué cambia, por qué no reunirse en cualquier aula de la facultad? La idea es experimentar para despertar, dejar volar esa parte del cerebro que la civilización nos tiene adormecida. En palabras de sus creadores, la pretensión es «cerrar la brecha entre el ambiente académico y la práctica profesional».
A ello ayuda no sólo la arquitectura en sí, similar a una casa en un árbol, sino también el material reciclado, natural por ser de madera, creando un espacio que invita a innovar, al intercambio y a conversar. Basta con relajarse allí arriba, con salir del mundanal ruido de un modo tan sencillo como subir sus viejas escaleras…
