Desarrollados inicialmente con fines militares, los satélites cada vez se usan de forma más frecuente en multitud de sectores profesionales, con especial atención a aquellos relacionados con el medioambiente, como la agricultura y la silvicultura, o la ayuda humanitaria, abriendo nuevas posibilidades antes desconocidas.
Sin embargo, para muchos su funcionamiento sigue siendo todo un misterio. Para recoger datos, los satélites cuentan con sensores que captan la radiación, esos sensores pueden funcionar por sí mismos o recogiendo la radiación solar. Dependiendo de para qué se quieran usar, los satélites están situados a diferentes alturas en la atmósfera.
Usos de los satélites con fines medioambientes
Una gran parte de la superficie de nuestro planeta está alejada de los grandes núcleos de población y/o es de difícil acceso, dada la orografía de la zona y diversos obstáculos naturales. Supervisar estas zonas sobre el terreno no solo es extremadamente caro y laborioso, es muy poco efectivo debido a las dificultades existentes para desplazarse por la zona, además de, en muchos casos, no tener una buena conectividad móvil y a Internet.
Los satélites son herramientas muy útiles para realizar esto, proporcionando datos fiables 24/7. Además, son capaces de identificar y medir características climatológicas como la temperatura, velocidad y dirección del viento, la existencia de aerosoles en el aire, vapor de agua, nubosidad, precipitaciones, etc. Los satélites también son de gran ayuda a la hora de monitorizar mares y océanos, midiendo la temperatura de la superficie del mar, la altura del nivel del mar y las corrientes oceánicas y vientos oceánicos. Y respecto a la superficie terrestre, ayudan a conocer la temperatura de la superficie terrestre, la cubierta vegetal, la extensión de la nieve y el hielo, etc.
A las características físicas, hay que sumar la ayuda que proporcionan en eventos como catástrofes humanitarias o incendios forestales, donde actúan como ojos desde el cielo para poder guiar a las personas sobre el terreno.
Imágenes de satélite en la agricultura
La teledetección tiene cada vez más presencia en la agricultura moderna, favoreciendo la agricultura de precisión frente a otras formas más tradicionales. Y es que no solo es más efectiva y reduce los costes a los agricultores, también protege al medioambiente. Según un informe de la CE, más del 80% del nitrógeno usado en la fertilización agrícola acaba en los distintos sistemas de agua adyacentes al campo. Esto se debe a que, muchas veces, la fertilización se realiza de forma general y no solo en aquellas zonas que realmente lo necesitan. De ahí que en Europa ya se estén preparando nuevas leyes y normativa para reducir el uso de fertilizantes minerales, especialmente en el centro y este de la Unión Europea.
Precisamente la teledetección es muy útil para este propósito. Al combinar los datos de satélite con una plataforma de análisis, como EOSDA Crop Monitoring, se puede conseguir aplicar fertilizantes solo donde es necesario. Gracias al índice NDVI, el programa crea mapas de vegetación y productividad en la función Zonificación, mostrando qué áreas son las que necesitan ese aporte extra de nutrientes. Así se consigue optimizar el uso de insumos y maximizar el rendimiento.
NDVI
El Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada, o NDVI, es un índice espectral usado para medir la reflectancia de las plantas, cuyos valores oscilan entre -1 y 1. Para entender qué es NDVI, hay que comprender que la luz tiene diferentes longitudes de onda, no todas ellas visibles por el ojo humano, y gracias al uso de algunas de ellas, como la longitud de onda roja (RED) o la del infrarrojo cercano (RED), se puede saber cuáles son las condiciones de salud de las plantas.
Monitorización forestal
En silvicultura y gestión forestal, la teledetección también resulta muy útil. Uno de los casos de uso más extendidos es el de estudiar la conversión del bosque, midiendo el proceso de deforestación y/o desertificación. En línea con el caso anterior, la teledetección también es usada para evaluar la cantidad de recursos que hay en un bosque y cuánta cantidad puede extraerse sin perjudicar al ecosistema.
Para proteger dichos ecosistemas, las imágenes de satélite sirven para monitorizar los bosques con distintos propósitos, tanto para cartografiar bosques enteros como para hacer frente a actividades como la tala ilegal. Y, sabiendo del poder de destrucción de los incendios forestales, también se usan para identificar el avance de un incendio, conocer los principales focos y en qué zona es más efectivo empezar a extinguirlo.
Monitorización de la climatología
Los efectos del cambio climático son cada vez más notorios, por eso los gobiernos buscan formas de hacer frente a él. Con ayuda de los satélites, es posible detectar la cantidad de gases de efecto invernadero, como metano, monóxido de carbono o dióxido de carbono, hay en la atmósfera. Debido a los cambios que sufre el planeta a consecuencia de esto, desde el espacio se controlan parámetros como nuevos patrones meteorológicos, cambios en las corrientes oceánicas, derretimiento de los casquetes polares o cambios en los flujos migratorios de la fauna.
La validación de las mediciones terrestres con los datos obtenidos mediante satélite es muy importante para mostrar la veracidad de las afirmaciones. Sin embargo, los satélites también deben ser calibrados frecuentemente para saber que sus datos se corresponden con la realidad. Gracias a la unión de ambos datos, se puede luchar por revertir la situación que atraviesa nuestro planeta.