La verdadera importancia de tratar las aguas residuales

agua
Todo el mundo ha aprendido alguna vez en el colegio que el agua es un recurso de los considerados renovables. El ciclo de la lluvia garantiza la presencia en la tierra de este líquido fundamental para la supervivencia de la especie humana y, en general, para la existencia de la vida. Gracias a ese ciclo de regeneración, el abastecimiento de agua está garantizado para todas las especies. Al menos eso se pensaba hasta que, desde hace ya más de una década, la ONU ha venido confirmando que la escasez de agua en nuestro planeta se ha convertido en un problema real. A los cambios de frecuencia en los ritmos de lluvia provocados por el cambio climático, se suma el crecimiento desmesurado de la población mundial y el ritmo acelerado de industrialización, cuyo consumo de agua no es en absoluto desdeñable. La consecuencia no es otra que la falta de acceso de más de 2 mil millones de personas en todo el mundo a agua potable y la previsión de que, allá por 2025, la mitad de la sociedad mundial vivirá en zonas con escasez acuática.

La constatación de esta realidad puede hacerse con solo mirar al mapa de España, en el que zonas como Andalucía, Cataluña y otros puntos del Mediterráneo sufren constantemente el azote de las sequías y las restricciones derivadas de esta desalentadora situación. Frente a este innegable problema, no basta únicamente con concienciar a la población de hacer un uso responsable del agua como recurso esencial, sino que ha sido necesario desarrollar un ciclo de depuración de aguas residuales que ayude a las naciones a recuperar un porcentaje alto del agua usada para darle una segunda vida útil.
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Packaging ecológico: innovación y sostenibilidad van de la mano

packaging
El packaging ecológico no es una moda pasajera. El packaging ecológico ha llegado para quedarse por una razón muy clara: reducir la contaminación para luchar contra el cambio climático.

No son pocas las empresas que han decidido dar un paso al frente en este sentido, apostando por materiales innovadores que destacan por ser sostenibles y biodegradables, algo que explica por qué el empaquetado ha evolucionado tanto en los últimos años para reemplazar a los plásticos tradicionales, que como bien sabes no ayudaban ni mucho menos a reducir la huella ecológica de compañías como las que se dedican al e-commerce.
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¿Qué problemas ecológicos en la Tierra pueden resolverse con tecnología espacial?

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Desarrollados inicialmente con fines militares, los satélites cada vez se usan de forma más frecuente en multitud de sectores profesionales, con especial atención a aquellos relacionados con el medioambiente, como la agricultura y la silvicultura, o la ayuda humanitaria, abriendo nuevas posibilidades antes desconocidas.

Sin embargo, para muchos su funcionamiento sigue siendo todo un misterio. Para recoger datos, los satélites cuentan con sensores que captan la radiación, esos sensores pueden funcionar por sí mismos o recogiendo la radiación solar. Dependiendo de para qué se quieran usar, los satélites están situados a diferentes alturas en la atmósfera.

Usos de los satélites con fines medioambientes

Una gran parte de la superficie de nuestro planeta está alejada de los grandes núcleos de población y/o es de difícil acceso, dada la orografía de la zona y diversos obstáculos naturales. Supervisar estas zonas sobre el terreno no solo es extremadamente caro y laborioso, es muy poco efectivo debido a las dificultades existentes para desplazarse por la zona, además de, en muchos casos, no tener una buena conectividad móvil y a Internet.

Los satélites son herramientas muy útiles para realizar esto, proporcionando datos fiables 24/7. Además, son capaces de identificar y medir características climatológicas como la temperatura, velocidad y dirección del viento, la existencia de aerosoles en el aire, vapor de agua, nubosidad, precipitaciones, etc. Los satélites también son de gran ayuda a la hora de monitorizar mares y océanos, midiendo la temperatura de la superficie del mar, la altura del nivel del mar y las corrientes oceánicas y vientos oceánicos. Y respecto a la superficie terrestre, ayudan a conocer la temperatura de la superficie terrestre, la cubierta vegetal, la extensión de la nieve y el hielo, etc.

A las características físicas, hay que sumar la ayuda que proporcionan en eventos como catástrofes humanitarias o incendios forestales, donde actúan como ojos desde el cielo para poder guiar a las personas sobre el terreno.

Imágenes de satélite en la agricultura

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La teledetección tiene cada vez más presencia en la agricultura moderna, favoreciendo la agricultura de precisión frente a otras formas más tradicionales. Y es que no solo es más efectiva y reduce los costes a los agricultores, también protege al medioambiente. Según un informe de la CE, más del 80% del nitrógeno usado en la fertilización agrícola acaba en los distintos sistemas de agua adyacentes al campo. Esto se debe a que, muchas veces, la fertilización se realiza de forma general y no solo en aquellas zonas que realmente lo necesitan. De ahí que en Europa ya se estén preparando nuevas leyes y normativa para reducir el uso de fertilizantes minerales, especialmente en el centro y este de la Unión Europea.

Precisamente la teledetección es muy útil para este propósito. Al combinar los datos de satélite con una plataforma de análisis, como EOSDA Crop Monitoring, se puede conseguir aplicar fertilizantes solo donde es necesario. Gracias al índice NDVI, el programa crea mapas de vegetación y productividad en la función Zonificación, mostrando qué áreas son las que necesitan ese aporte extra de nutrientes. Así se consigue optimizar el uso de insumos y maximizar el rendimiento.

NDVI

El Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada, o NDVI, es un índice espectral usado para medir la reflectancia de las plantas, cuyos valores oscilan entre -1 y 1. Para entender qué es NDVI, hay que comprender que la luz tiene diferentes longitudes de onda, no todas ellas visibles por el ojo humano, y gracias al uso de algunas de ellas, como la longitud de onda roja (RED) o la del infrarrojo cercano (RED), se puede saber cuáles son las condiciones de salud de las plantas.

Monitorización forestal

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En silvicultura y gestión forestal, la teledetección también resulta muy útil. Uno de los casos de uso más extendidos es el de estudiar la conversión del bosque, midiendo el proceso de deforestación y/o desertificación. En línea con el caso anterior, la teledetección también es usada para evaluar la cantidad de recursos que hay en un bosque y cuánta cantidad puede extraerse sin perjudicar al ecosistema.

Para proteger dichos ecosistemas, las imágenes de satélite sirven para monitorizar los bosques con distintos propósitos, tanto para cartografiar bosques enteros como para hacer frente a actividades como la tala ilegal. Y, sabiendo del poder de destrucción de los incendios forestales, también se usan para identificar el avance de un incendio, conocer los principales focos y en qué zona es más efectivo empezar a extinguirlo.

Monitorización de la climatología

Los efectos del cambio climático son cada vez más notorios, por eso los gobiernos buscan formas de hacer frente a él. Con ayuda de los satélites, es posible detectar la cantidad de gases de efecto invernadero, como metano, monóxido de carbono o dióxido de carbono, hay en la atmósfera. Debido a los cambios que sufre el planeta a consecuencia de esto, desde el espacio se controlan parámetros como nuevos patrones meteorológicos, cambios en las corrientes oceánicas, derretimiento de los casquetes polares o cambios en los flujos migratorios de la fauna.

La validación de las mediciones terrestres con los datos obtenidos mediante satélite es muy importante para mostrar la veracidad de las afirmaciones. Sin embargo, los satélites también deben ser calibrados frecuentemente para saber que sus datos se corresponden con la realidad. Gracias a la unión de ambos datos, se puede luchar por revertir la situación que atraviesa nuestro planeta.

La industria del embalaje camina hacia la sostenibilidad para erradicar el plástico

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Según las estimaciones, más de 140 millones de toneladas de plástico contaminan el ecosistema marino. Por ahora, la Unión Europea ya ha prohibido el uso de sólo unos pocos productos de un solo uso producidos con este material. Pero hace falta mucho más para proteger el medioambiente. Desde la apuesta por la ecología de empresas de embalaje como Cadepa, hasta una mayor conciencia ECO por parte de la sociedad.

Hacia el fin de los productos de un solo uso

En una apuesta por la sostenibilidad, el año pasado la Unión Europea prohibió al fin la venta de algunos productos de un solo uso en el continente a causa de su alto grado de contaminación. Además, marcando distintos objetivos a los países miembros como reciclar el 30% del plástico generado para 2030. Meta a la que, por fortuna, se han sumado ya cada vez más empresas en su contribución a un mundo más sostenible.

Entre los nuevos avances, destacando la proliferación de los embalajes ecológicos como substitutos de los convencionales. Y es que, en una sociedad donde el transporte y el consumo es una constante inagotable, es preciso dar con un método útil y eficaz para implementar la sostenibilidad en el día a día. En este caso, centrado en alargar la vida útil de los productos mediante su reutilización y el aumento de su calidad.

El grave problema del plástico

Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), tan sólo se reciclan el 9% de los residuos del plástico generados. Un dato ciertamente preocupante, ya que las estimaciones sitúan que más de 140 millones de toneladas de este material contaminan las aguas del planeta por culpa de su vertido en ríos, lagos y océanos. Principalmente, fruto de su abuso en todo tipo de elementos.

De hecho, el envasado y el embalaje agrupa el mayor uso del plástico, seguido por otros productos de consumo, la industria textil y el sector eléctrico, entre otros. Un grave problema, ya que, a su masividad, se suma una utilización de tan sólo 6 meses de media. Lo que, como resultado, encauza en una frenética vorágine de producción y de desecho que amenaza el planeta y todos sus ecosistemas, en especial el marítimo.

Parte del problema es fruto de la gran cantidad de tiempo que demora un plástico en degradarse. Por ejemplo, según denunciaba Greenpeace, son hasta 500 años lo que necesita una mera botella de plástico para descomponerse. En la ecuación de su superproducción, vaticinando que habrá más plásticos que peces en el mar hacia el año 2050 si no se frena la praxis actual o se le pone remedio mediante alternativas eco.

La ecología en la industria del embalaje

Como se ha mencionado, el sector de los envases y del embalaje es el que más plástico genera. Sin embargo, hoy en día existen empresas del sector que han encauzado una transición ejemplar hacia la sostenibilidad. Algo que, además, causará una mimesis en la competencia hacia ese futuro ecológico gracias a la notable alta demanda de los embalajes ecológicos en la industria y sus sectores adyacentes.

Uno de los casos más representativos es el de Cadepa, una empresa de embalajes ecológicos cuyo compromiso con el medio ambiente da lugar a toda una revolución en el sector. Erigiéndose como pionera en estos productos sostenibles y ecológicos, actualmente, orientándose al concepto ECO y reutilizable en todo su desarrollo. Y, por ello, inspirando a otros hacia ese necesario cambio a través de soluciones útiles.

De este modo, empresas como Cadepa han conseguido crear una alternativa eficiente en el sector del embalaje. Traducida en bolsas de burbuja, espumas, rellenos y todo tipo de productos siempre ecológicos a fin de dilatar su vida útil. Funcionales tanto para la reutilización por parte de la entidad o empresa receptora, pero también con una política de retorno altamente efectiva para hacer la del reciclaje una realidad tangible.

¿Por qué reciclar?

La razón de ser del reciclaje afronta la lucha contra la contaminación desde múltiples perspectivas. Por una parte, reciclar evita que los desperdicios afecten al planeta a través de la basura. Pero, además, reciclar, alargar la vida útil de un producto, también permite reducir la producción y, por ende, la contaminación que ésta genera. Pero sus efectos no sólo atañen a la industria responsable del impacto medioambiental.

Reciclar también conciencia a la sociedad sobre su huella en el planeta. Algo que tiene que ver también con el materialismo y el abuso de los productos de un solo uso. Haciendo así que cada individuo sea consciente de su poder en el mundo, de que son los pequeños gestos los que logran mejorarlo. Desde la economía circular y el estilo de vida hasta la apuesta por empresas con valores y compromisos ecológicos.

Así será el nuevo velero para transportar coches por mar

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Nuevos avances en el transporte por mar con el desarrollo de un barco a vela que tendrá capacidad para transportar hasta 7.000 coches. Una iniciativa que se está llevando a cabo dentro del proyecto Wind Powered Carrier (wPCC) en el que participa un consorcio sueco del que forma parte Wallenius Marine. De momento, ya se están realizando las pruebas y se espera que el primer barco pueda empezar a ser utilizado para transportar en el año 2025.
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Así es el sistema español para extraer agua potable del aire

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La escasez de agua, especialmente de la potable o para uso de boca, está favoreciendo que se vayan desarrollando diferentes sistemas para poder obtenerla y que, además, el proceso sea rentable y viable económicamente. Una línea de acción dentro de la que se engloba el sistema que está utilizando la empresa española Aquaer Generators con el que se consigue obtener agua potable del aire.
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Así es el plástico que solo tarda en descomponerse una semana

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El plástico es uno de los materiales que está más en el punto de mira porque tarda en degradarse, permaneciendo en el entorno natural años y años, llegando incluso a tardar un milenio en desaparecer del medioambiente. La investigación ha permitido sustituirlos por otros biodegradables realizados incluso, en algunas ocasiones, con residuos, lo que ha permitido avanzar en la economía circular. Y, ahora, se ha dado un paso más allá porque se ha creado un plástico que se descompone en una semana por la acción del sol y el aire.
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Logran obtener films traslúcidos con mejor barrera de oxígeno

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Con el fin del uso de objetivos y artículos de plástico de un solo uso y también con el objetivo de reducir los envases plásticos, varias son las líneas de investigación abiertas. Un marco en el que, precisamente, se engloba el proyecto COMFUME, que esta respaldado por IVACE a través de fondos FEDER, y dentro del que se han logrado obtener unos films traslúcidos con mejores propiedades. Dentro de ellas, por ejemplo, destaca la mejora de la barrera de oxígeno del 90% y al vapor de agua del 70% en relación con bioplásticos sin modificar. Los investigadores también han podido desarrollar otros productos como una tinta con capacidad susceptora que el producto envasado se caliente de forma homogénea en el microondas.
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Nueva emisión de bonos verdes para impulsar la transición ecológica

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La sostenibilidad está cada vez más presente en la economía y no solo de la mano de las acciones que llevan a cabo las diferentes empresas para reducir su impacto ambiental, lograr las cero emisiones netas de carbono, minimizar su huella de carbono… También se abren paso en las inversiones. Una línea dentro de la que se acaba de lanzar una nueva emisión de bonos verdes por valor de 500 millones de euros.
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