Muchos trabajos suponen pasar horas en el escritorio, con el ordenador, revisando papeles, hablando por teléfono, una actividad que genera energía. ¿Por qué no aprovechar esta energía mientras se sigue trabajando normalmente?
Es la propuesta de un diseñador sueco llamado Eddi Törnberg. Lo único que se necesita para generar energía es hacer lo que se hace en una oficina trabajando en un escritorio, esto es, mover los brazos, el cuerpo, levantarse, sentarse e, incluso, se aprovechará el calor humano. El proyecto se llama Unplugged (desconectado). Se trata de producir electricidad para todos los aparatos que se usan habitualmente en un escritorio, como el ordenador, la impresora, una lámpara, etc.
Törnberg partió de un original punto de vista: el hombre es, por naturaleza, perezoso. En las ciudades, la vida es cada vez más sedentaria. Así que hay que partir de ese comportamiento pasivo de la mayoría de los urbanitas.
La silla del escritorio Unplugged está equipada con un asiento de metal que captura el calor de la persona que se siente. Se calienta la silla, pero no se transmite el calor al asiento, ya que cuenta con una malla metálica que funciona como aislante. Esta peculiaridad se basa en un descubrimiento que Seebeck realizó en 1821, que demostró que ciertos materiales se calientan en uno de sus lados mientras permanecen a temperatura ambiente en el otro. Esta diferencia de temperatura genera electricidad.
El otro dispositivo que genera energía es una alfombra, que se coloca bajo el escritorio. Esta alfombra se ha fabricado con cristales piezoeléctricos que generan electricidad cuando se les aplica presión. Así, cada vez que se muevan los pies, aunque sea de forma involuntaria, o si se mueve la silla, se genera electricidad.
Por último, Unplugged también genera electricidad gracias a las plantas. Además, tener plantas en la oficina es muy saludable para el ambiente, ya que filtran el aire. Pero, además, el diseño de Törnberg permite obtener electricidad de la planta aprovechando el proceso de fotosíntesis.