La contaminación radioactiva es un mal de nuestro tiempo contra el que conviene tener armas naturales efectivas, pues se trata de una polución que abarca mucho más que las típicas fugas de las centrales nucleares, llegando a nosotros de la forma más insospechada.
En efecto, aunque no sea un tema muy conocido, por ejemplo, también poluciona lo suyo un inadecuado tratamiento de los desechos de determinados materiales utilizados en la industria y en la medicina. Por lo tanto, habida cuenta de la omnipresencia del problema, no está de más tener claro que los vegetales orgánicos ayudan a combatir sus graves efectos.
La recomendación proviene de un estudio titulado Annals of the New York Academy, donde se enumeran las consecuencias que la radioactividad generada en Chernóbil tuvo para personas y entorno. Asímismo, el informe menciona algunas terapias naturales para reducir sus nefastas consecuencias en nuestro organismo.
Frutas y verduras
Como consejo básico, relativamente fácil de seguir, una dieta que incluya abundantes frutas y vegetales no contaminados y, a ser posible, orgánicos, son los más aconsejables, siendo importante comer manzanas para eliminar los radionúclidos, sustancias que aportan emisión radioactiva.
También ayuda la ingestión de alga Espirulina, así como las infusiones de té negro o verde, estos últimos mejor combinados para multiplicar sus efectos protectores contra la radiación. Igualmente, las vitaminas y minerales antioxidantes como la vitamina C, B, el selenio,o la vitamina E son vitales en situaciones críticas, pues logran mejorar la capacidad de respuesta del organismo ante la tremenda agresión que supone la exposición radioactiva.
Recordemos, por último, que la radioactividad afecta al corazón, hígado, páncreas, tiroides, glándulas adrenales y resulta altamente cancerígeno tanto para las poblaciones cercanas a una fuente radioactiva (fuga nuclear, desechos radioactivos, etc.) como para las más alejadas.