Además de resultar deliciosas, las bananas son un arsenal verde que nos permite hacer muy distintos usos que van más allá de comérnoslas. En este post veremos algunas formas de aprovecharlas para usos ecológicos de lo más prácticos en el día a día.
Como es fácil imaginar, la pulpa es perfecta para nutrir nuestro cuerpo también por fuera. En solitario o mezclada con miel, yema de huevo o aceites vegetales -como la manteca de coco, el aceite de oliva o el aceite de argal- permite hacer eficaces recetas de belleza. Básicamente, se logra un extra de nutrición como mascarilla facial, capilar e incluso para desinflamar los ojos hinchados, siendo necesario dejar actuar la mezcla un mínimo de veinte minutos.
Fertilizante
Nuestra jardín también se beneficiará del plátano, bien sea entero como de la piel desecada durante unos cuantos meses, es perfecto como compost para fertilizar las plantas. Si no tenemos una compostadora podemos dejar secar las pieles y utilizarlas luego, tal cual.
Si queremos atraer biodiversidad a nuestro jardín o balcón, nada como colocar unos plátanos maduros pelados para que acudan pájaros y mariposas. Acudirán más fácilmente si antes hemos puesto semilleros y bebederos para que vayan adaptándose poco a poco al nuevo entorno, si bien el plátano es una auténtica golosina que aumentará los efectos, sin duda.
El plátano en sí también es un alimento respetuoso con el medio ambiente, al menos en lo que respecta a interesante relación entre su alto aporte nutricional y su baja huella de carbono.
En cifras, la huella es de 480 gramos de CO2 por cada kilogramo, una cantidad pequeña en comparación con otros alimentos. Otros puntos positivos son la ausencia de embalajes y el transporte en barco, menos contaminante que el aéreo, si bien no deja de ser un desplazamiento.