A menudo, la naturaleza nos ofrece valiosas lecciones. Claro que hay que saber escucharla, observarla. Es lo que ha hecho un chaval de trece años que se ha destapado como un pequeño genio. Aidan Dwyer, que así se llama el chaval, descubrió que una serie de números, que, en matemáticas, se conoce como la sucesión de Fibonacci, estaban relacionados con la disposición de las ramas de los árboles para que éstos captaran más luz del sol, vital para su desarrollo.
La idea de Aidan fue disponer del mismo modo unas pequeñas placas solares. Así, diseñó y creó un dispositivo solar imitando la forma de un árbol. Para comprobar su experimento, fabricó otro sin esta especial distribución. El resultado fue que las placas solares distribuidas según la sucesión Fibonacci (o, según se mire, imitando la forma de un árbol) resultaron ser un 20% más eficientes que las del otro dispositivo.
El otro dispositivo del que queremos hablar hoy es un maletín solar de viaje que es capaz de recargar tabletas y otros dispositivos electrónicos como teléfonos móviles. Aunque, en todo caso, habría que señalar que está especialmente diseñado para el iPad de Apple.
Está elaborado con plástico reciclado precedente de botellas de soda, es resistente al agua y a los rayos ultravioletas. Es muy ligero para que su transporte no suponga ningún problema y tiene un acabado espectacular en cuanto a calidad de materiales y diseño. En definitiva, se puede considerar el cargador solar más compacto y potente del mercado. Ideal tanto para ir a la playa como para un día de duro trabajo en el que no hay tiempo ni de pasar por la oficina para cargar nuestros dispositivos electrónicos.
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