En casa, en la guardería o dando un pequeño paseo, así pasan los días los bebés, casi siempre dentro de lugares cerrados, por lo que, además de vigilar la contaminación urbana, protegerlos de fuentes de polución significa evitar la de estos espacios interiores.
Básicamente, los niños más pequeños tienen un mayor riesgo de padecer los efectos de la polución atmosférica por su todavía débil sistema inmunitario. Aunque, en realidad, el problema puede afectarles incluso desde antes de nacer.
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