Artistas comprometidos con el medio ambiente usan plantas, no sólo como motivo, sino como materia prima para pintar. En la famosa plaza londinense de Trafalgar Square se pudo disfrutar de un homenaje a Van Gogh a través de una pintura que era, al mismo tiempo, un jardín vertical. El Campo de trigo con cipreses nunca fue tan verde.
El cuadro vivo fue diseñado y elaborado por una empresa que se dedica a la horticultura en paredes, terrazas y azoteas. El estudio es responsable, entre otros trabajos, de la mayor instalación de un jardín vertical en Europa, que se encuentra en un hotel.
Para el cuadro fueron necesarias más de 8.000 plantas de diferentes variedades, ya que se trataba de jugar con las diferentes tonalidades de color. Las plantas, por tanto, fueron seleccionadas y clasificadas según el tono y el color.
Después, las plantas se colocaban en módulos siguiendo un patrón previo basado en los colores del cuadro. Hicieron falta 640 de estos módulos para que el jardín vertical estuviera listo, al tiempo que se aseguraba la buena preservación de las plantas.
En solo tres días se completó la instalación, que forma parte del exterior de la galería donde se exhibe. Se podrá visitar en verano y otoño, hasta finales de octubre. Por esa fecha, algunas plantas quizá no aguanten el invierno y, en todo caso, algunas florecerán antes y otras después, de modo que el cuadro cambiará de colores. Una pintura viva en dos sentidos.
El cuadro original fue pintado por Van Gogh en septiembre de 1889, cerca de la ciudad francesa de Arles, cuando el genial pintor ya se encontraba en una institución mental.
Además de su valor artístico, el jardín-cuadro vertical ayudará a la galería a reducir su huella de carbono. Es, pues, una de las iniciativas de la National Gallery para ser más verde. Ha sido, también la primera galería del mundo en usar luces de tipo led para sus exposiciones.