La agricultura ecológica, tan productiva como la convencional

Tratamiento de pesticidas en campo
La agricultura orgánica suele ser bastante menos productiva que la agricultura convencional, pero ello no significa que no puedan equipararse en rendimiento. Lejos de la antigua creencia que atribuye a la agricultura ecológica unas limitaciones a la hora de producir, un nuevo estudio dice que no hay tanta diferencia entre ambas modalidades. Incluso llegan a concluir que la agricultura sin pesticidas es capaz de alimentar a toda la humanidad, del mismo modo que puede hacerlo aquella otra.

Lógicamente, las diferencias dependerán del tipo de cultivo de que se trate, pero tanto a favor como en contra para cada uno de los dos tipos de agricultura. En concreto, las legumbres como frijoles, guisantes, garbanzos, alubias o lentejas pueden alcanzar rendimientos similares, afirman científicos de la Universidad de California, Berkeley, en Estados Unidos.

Desastre ambiental

El estudio aboga por un cambio de modelo, no sólo porque la productividad puede equipararse en muchos casos ni tampoco por ser más saludable, un tema que no deja de ser controvertido. Sobre todo, apuestan por lo orgánico para evitar las dañinas prácticas que implica la agricultura convencional para el medio ambiente. Además de suponer una ingente cantidad de emisiones de CO2, sino por la disminución de los polinizadores y de la biodivesidad en general.

No en vano, la agricultura es una de las mayores fuentes emisoras de gases de efecto invernadero cuando utiliza las técnicas modernas que la convierten en agricultura industrial. Se busca el rendimiento de las cosechas casi a cualquier precio, utilizando fertilizantes y pesticidas quimicos de forma descontrolada.

Zanahorias organicas
Los autores del estudio, además, remarcan que el nivel de eficacia de los fertilizantes químicos es tan elevado que difícilmente pueden conseguirse mejores resultados. Por contra, la agricultura ecológica todavía tiene mucho potencial, lo que significa que la diferencia de productividad entre ambos es factible, según el trabajo.

Alimentar a todo el planeta

Los científicos nos recuerdan que el actual sistema agrícola, basado en técnicas de cultivo intensivo, produce más alimentos de los necesarios para todo el planeta. Por lo tanto, con menos pero mejor repartido el mundo entero estaría bien abastecido.

Enfocarse sólo en la producción no ayudará a lograr una seguridad alimentaria global. A juicio de los científicos participantes en el estudio, además, el paso a una agricultura ecológica es una necesidad, no una opción, concluyen. «Simplemente no podemos continuar produciendo alimentos en el futuro sin tener cuidado de nuestro suelo, agua y biodiversidad «, explican, por lo que acabar con el hambre en el mundo supone mejorar el acceso a los alimentos y producirlos de forma ecológica.

La ecología como solución

Los investigadores publicaron un artículo sobre sus hallazgos en la revista Royal Society B, en la que dejaron constancia de su optimismo a la hora de llevar a cabo un desarrollo de la productividad de la agricultura orgánica hasta optimizarla.

Por otra parte, estimaron la diferencia entre ambas en menos de un 19,2 por ciento, lo que supone una diferencia mucho menor de la calculada hasta ahora. Es más, incluso sugieren que estudios anteriores presentaban datos sesgados en favor de la agricultura convencional.

Equipararlas sería posible con el empleo de diferentes técnicas, como los cultivos múltiples o la rotación, con lo que se podría reducir la diferencia hasta en un ocho por ciento e incluso ser similares:

Nuestro estudio sugiere que a través de una inversión adecuada en investigación agroecológica para mejorar la gestión orgánica y en la crianza de cultivares para los sistemas de agricultura orgánica, la brecha de rendimiento podría reducirse o incluso eliminarse para algunos cultivos o regiones.

Para llegar a estas conclusiones realizaron análisis de 115 investigaciones, triplicando los datos manejados hasta ahora para el estudio comparativo entre ambas agriculturas, concluye el estudio, publicado en la revista Royal Society B.

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