Si ser vegetarianos ayuda al planeta, por aquello del CO2 que ahorramos frente a las dietas convencionales, ricas en proteínas animales. Pero ésta no es la única opción para que la comida tenga una baja huella de carbono.
En este post abordamos una curiosa iniciativa francesa que, al margen de la opción vegana, se apunta a la tendencia de la comida baja en carbono y al tiempo contribuye a crearla. Es una moda que ya está ahí, pero al mismo tiempo todavía resulta incipiente.
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