El aire de un espacio interior puede y, por desgracia, también suele estar más polucionado que el del exterior. Aunque tendamos a pensar que lo más nocivo es la atmósfera sucia por el tráfico rodado y la contaminación procedente de las industrias, en nuestro hogar o en otros lugares cerrados se concentra la polución ambiental.
Los expertos alertan sobre un sinfín de fuentes de contaminación que empeoran la calidad ambiental en el entorno doméstico. Además de la típica presencia de ácaros, insectos, pelos de mascotas y demás alérgenos, hay que sumar riesgos como los materiales plásticos, barnices, pinturas y una larga lista de materiales de construcción que enrarecen la atmósfera y pueden llegar a provocar problemas.
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