Diez consejos ecológicos para ahorrar dinero


Por mucho que se empeñe el prohibitivo mercado de lo ecológico, la vida verde no siempre resulta más cara. Muy al contrario, un estilo de vida responsable con el entorno, y a menudo también más saludable, entre otras cosas supone seguir los famosos principios de reducir reciclar y reutilizar.

Cuestión distinta son el absurdo marketing y precios elevados que a menudo caracteriza al mercado de productos bio, pero ello no nos impide tener actitudes verdes, poder realizar sencillos gestos cotidianos que nos ayuden a cuidar el bolsillo y el medio ambiente.

A continuación, daremos un breve repaso a diez consejos sobre prácticas fáciles de aplicar, con las que ahorrar un buen dinerito será simplemente cuestión de habituarse a llevarlos a cabo regularmente, si más secreto. O, todavía mejor, a ser posible, de forma cotidiana.

1. Hacerse productos de belleza y de limpieza: En nuestra despensa hay ingredientes ideales para hacer formulaciones cosméticas o para la limpieza del hogar. Además de ser ecológicos (biodegradables y demás), su gran ventaja es que resultan multifuncionales. La miel, la harina, el vinagre, el bicarbonato sódico, hierbas, frutas, verduras y un largo etcétera. Incluso puedes apuntarte a la moda ecológica de lavarse el pelo sin champú, aunque también deberías conocer sus posibles riesgos.

2. No cocinar alimentos precocinados: Los alimentos naturales comidos tal cual o cocinados a partir de cero son más saludables que los productos elaborados o procesados. Sólo con este cambio conseguirás rebajar la factura de la compra semanal y, quién sabe, a largo plazo quizá también en medicinas.

3. Compra y cocina lo justo: Si en el súper compramos con cabeza, pensando en lo que va a consumirse, evitaremos tener que tirar productos que acaban poniéndose rancios o caducando. A la hora de cocinar, también conviene calcular las raciones para no acabar tirando comida. Otro consejo económico y verde a la par consiste en no abusar de la carne.

4. Utilizar una olla a presión o con calor residual: La olla a presión nos ayuda a ahorrar energía y tiempo, y lo mismo ocurre con el ingenioso sistema de cocinar con calor residual.

5. Planta tu propio huerto y crea tu propio compost: Desde una macetitas con hierbas aromáticas o unas tomateras hasta un huerto urbano en el balcón o jardín. Todo hace la diferencia, y también se trata de animarse a compostar en casa. ¿Te atreverías con un huerto hidropónico doméstico?


6. Aparcando el consumismo: El consumidor verde sabe distinguir entre lo necesario, lo importante, lo urgente y lo superfluo. Entrenarse mentalmente para ello acabará convirtiéndolo en una gran virtud personal que pronto se traducirá en más dinero en tu bolsillo.

7. Pedir prestado y reutilizar: Las servilletas de tela permiten prescindir de las de papel, y lo mismo ocurre con los paños de cocina o con algunas alternativas al papel higiénico. En el capítulo de pedir prestado, lógicamente, entra prestar tú también. Otras opciones interesantes son regalar cosas usadas o hechas por ti mismo o, por ejemplo, la ropa que ya no te pones.

Agua, energía y transporte

8. Ahorrar agua y energía: Es mucho lo que podemos hacer para que la factura del agua y de la luz no nos dejen helados: bajar calentador de agua, poner bombillas bajo consumo, desconectar los electrodomésticos cuando no se usen, elegirlos de bajo consumo, reutilizar el agua, ducharnos en lugar de bañarnos, cerrar ventanas y puertas cuando pongamos la calefacción y el aire acondicionado, apagar luces, aprovechar luz natural, no despilfarrar luz ni agua, instalar un filtro en los grifos…

9. Aislamiento del calor y frío: Reduciremos la huella de carbono, el gasto y aumentaremos el confort aislando nuestro hogar del frío y el calor con soluciones diferentes: tejados verdes, jardines verticales, obras que acabarán siendo amortizadas…

10. Transporte sostenible y compartir coche: Optar por el coche de San Fernando, ese que nos lleva un poquito a pie y otro andando, acabar suponiendo un ahorro importante. No sólo por la gasolina sino porque en muchas ocasiones ni siquiera se necesita el coche. También es genial compartir coche y utilizar el transporte público y la bici.

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