Ahorrar agua puede ser tan fácil como evitar que acabe tragándosela el coladero de la ducha o la bañera. Sobre todo, cuando además se trata de ese primer agua que se desperdicia mientras esperamos unos segundos a que salga la caliente.
Parece cosa de poca importancia, pero recoger el agua fría que no usamos hasta que sale la caliente permita muy distintas reutilizaciones. Al no requerir un tratamiento, puesto que se trata de un agua limpia, es fácil encontrar cómo volverla a usar.
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